Sos el recuerdo que asoma de nuevo en mi ventana. Aparecés para revivir mis carencias, pero también para potenciar mis sueños. De nuevo estás aquí, esta vez con ese olor a mí que me faltaba, llegás más fuerte que nunca porque esta vez te parecés mucho a mis alucinaciones.
Sabés a la hermosa cadencia de un buen vallenato, saboreo tu risa como el rocío de la mañana y el frío de la noche que embellecen nuestro pueblo. Vos sabés a mí, a la gente amable, a maiz que se tuesta, a todo los motivos para volver a visitar nuestro hogar.
Y, aunque tu silencio me ensordezca, y mis miedos se vuelvan gigantes porque sé que no te quedás, no puedo dejar de volver a sentir tu olor a mí, ese que huele mejor cuando estás vos.
Vos sos olor a mí, y en tus pensamientos sé que nunca contemplaste que yo sería olor a vos, así tan profundo, tan noble y tan amoroso, como comida de casa.
Y, aunque será mejor dejar de oler tan cercanos, siempre estará la esperanza constante de volver a sentir algo que es de uno, como los amigos del barrio, como las calles empedradas, como las cuestas empinadas o como papá y mamá.