martes, 20 de junio de 2017

Sobre las historias.

Me gustan las historias donde el dulce empalaga a la mayoría y la esperanza abraza a los que la necesitamos.

Me gusta pensar que el amor es una realidad de la vida, y que la vida puede ser más vida si nos liberamos de las cargas y empezamos a recorrer el mundo sin prejuicios.

Me gusta sentir que hay un lugar perfecto para cada quien, donde la gente te mira a los ojos y te abraza con sinceridad, donde somos arte para los demás, y donde los demás son el lienzo para trazar nuestras mejores marcas de ilusiones.

Creo en la capacidad del ser para ser amado y que el optimismo no es una excusa ni unas manos sobre tus ojos, sino el sentido de la vida para que pueda ser vivida.

Compañía de Soledad.

De la manera más simple te arropan los recuerdos, la vida de hoy, la espera por un mensaje que no llega, por las palabras perdidas del tiempo que anhelas con intensidad.

Aparece soledad mi compañía, taciturna, con una languidez desesperante pero con la esperanza de que un día todo será mejor.

No sé dónde están las risas de los otros, no sé si las deje ir cuando me aturdían, cuando no sabía que el bullicio era amable ante el silencio de una habitación vacía.

Quiero alejarte Soledad, quiero que te largues compañía absurda, compañía melancólica, compañía sin compañía.

Necesito alejarme de ti, y volver a ver a los otros en los contrastes que llenan los vacíos más humanos. Quiero volar sin ti, y quedar atrapado en rostros de placer, que sean verdaderos, alejados de la falsa tranquilidad que creamos para justificar una vida sin alma.

Cuando has tomado.

Cuando has tomado el mundo brilla. Qué tendrá el alcohol que te genera las mayores ilusiones en momentos pasajeros. El alcohol debe ser de Dios, no es pecado, es la forma de amarte y demostrarte con el elixir divino la pasión por la vida. Lástima que pase, lástima que después de tristeza. ¿Será que la pasión tiene límite? O será que el límite de la vida lo confirmamos bajo el guayabo que nos dice que el ayer fue mejor. Esto es una reflexión al licor, pero más allá es una reflexión a la vida. A la vida que se nos va, a la vida que nos enseñaron a vivir. Detrás de esto está el día a día, detrás de esto está el destino. Yo sólo quiero vivir de forma constante en el todo lo puedo, y en el conforme con lo que soy.

lunes, 5 de junio de 2017

Elixir.

A veces, a esta edad, uno piensa que está convirtiéndose en un tempano de hielo. Sientes que ya nada te sorprende, que lo mismo da aquí que allá, que el mundo era mejor mundo antes.

Y es entonces cuando te preguntas si debiste haber asegurado la vida, si debiste saldar los compromisos cuando la vida era un mar de emociones y desbordabas en latidos de satisfacción.

Pero la vida es aquí y ahora. La vida no termina hasta cuando no termines de levantarte, abrir tus ojos y percibir la belleza humana. No termina hasta que no dejes de sentir, así creas que sientes menos.

Todo esto se aprende cuando aparecen como meteoritos, de repente, las personas y los momentos. Se aprende cuando te cachetea el destino mostrándote que aún estás vivo.

Se aprende, cuando el elixir de la vida te arropa en una cama y te hace sentir tanto, que el último aliento es un sorbo de oxígeno desesperado.

Ese elixir del ser humano, esos pequeños detalles, como una marca en su cuerpo, como unas puntas de cabello coloridas que huelen mejor que ropa limpia de casa. Vuelves a sentirte vivo, cuando conoces la rebeldía, la libertad, la locura hecha un cuerpo, unos labios, una mujer.

Yo no quiero un amor eterno, ni quiero que sea mía. Porque las formalidades olvidan la capacidad de sentir y alejar los prejuicios constantes. Yo no la quiero mía, aunque moriría por morir en latidos de satisfacción por el resto de mis días.

domingo, 15 de enero de 2017

Se acabó la fiesta.

Se acabó la fiesta.

Te veía lejos y llegaste pronto.
Cómo duele que estés cerca.

Cómo duele extrañar ya: parranda, amigos, familia y fiesta.
Se siente vacío este retorno, porque este no tiene folclor. Este no viaja de un día a otro entre la risa y el sabor.

Es tan largo este regreso y tan incómoda esta lejanía. Duele tanto que estemos solos, duele mucho esta agonía.

Y aunque se acabe la fiesta, y este verso huela a melancolía, es seguro que estarán en mi mente estos días.

Se acabó la fiesta y la rutina ya volvió, esperemos encontrarla llena de sueños por cumplir, para volver a venir a mi tierra sagrada, bohemia y enamorada donde los días del ayer se vuelven a repetir.